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CANNABIS MEDICINAL: UNA NECESIDAD QUE EL GOBIERNO NO ESTÁ BRINDANDO

El 29 de marzo de 2017, el gobierno sancionó la Ley Nacional 27.350 para la "Investigación Médica y Científica del uso de la Planta de Cannabis y sus derivados", donde prometen que brindarán cannabis medicinal gratuito a los enfermos, pero hasta el día de hoy no lo está cumpliendo para gran parte de la población.

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LA MEDICINA PROHIBIDA

A dos años de sancionarse la Ley, el Estado derivó al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) las investigaciones para el desarrollo del cannabis medicinal en nuestro país, pero aún continúa sin proveer gratuitamente el aceite, a los pacientes que lo necesitan para tratar sus enfermedades y mejorar su calidad de vida.  


“El consumo diario de grandes cantidades de medicamentos por día para tratar una enfermedad o calmar alguna dolencia, es una realidad para muchos. El cannabis medicinal podría reemplazar esos medicamentos, haciendo que una persona pase de tomar 40 pastillas, a dos o tres gotas del aceite de cannabis, por día”, afirma Nicolás Martínez, médico del hospital Garrahan donde se realizan estudios del cannabis medicinal.

Desde el descubrimiento del cannabis o marihuana, hace más de 10.000 años, se le han encontrado infinidad de usos y beneficios tanto a nivel recreativo como medicinal. Para fines del siglo XIX, el cannabis se había abierto camino en la farmacopea americana y europea, convirtiéndose en un remedio eficaz para decenas de enfermedades o dolencias. Hoy en día el cannabis medicinal está viviendo un resurgir, y miles de pacientes pueden utilizarlo en varios países legalmente para paliar sus dolencias.


Luego de un largo camino, el 29 de marzo de 2017 se sancionó en Argentina la Ley 27.350, que aprueba el uso medicinal de la planta de cannabis. La misma afirma, en su Artículo 7°, que “la provisión de aceite de Cannabis y sus derivados será gratuita para quienes se encuentren inscriptos en el Programa y se ajusten a sus requerimientos”. Según el artículo, los pacientes que cuentan con una prescripción médica para utilizar el aceite de cannabis y sus derivados, podrán adquirirlo bajo su cargo, siguiendo el procedimiento para la solicitud de acceso a los medicamentos que determina el Estado. Pero al día de hoy, esto no se está cumpliendo, ya que los pacientes no acceden gratuitamente al aceite. Fuera de un pequeño grupo de pacientes en el Garrahan que padecen epilepsia refractaria, el resto de los enfermos que se registran en dicho programa,  aún no reciben la medicación prometida.

Actualmente el Hospital Garrahan se encuentra realizando investigaciones, de la mano de la Secretaría de Salud, a niños con epilepsia refractaria. El aceite usado para los pacientes es traído del exterior, de un laboratorio de Canadá, que, además, brinda los artefactos para que se pueda llevar a cabo la investigación. Nicolás Martínez, médico del hospital, asegura que los pacientes responden bien al tratamiento y se les está reduciendo la cantidad de medicamentos que consumen a diario.

Según Martínez se ven grandes mejoras desde que los pacientes comenzaron el tratamiento, “yo hablo con los padres y me comentan que de a poco van sacando las medicaciones. Capaz que antes alguno de los chicos tomaba cuatro pastillas de klonaza por día y sacan una durante una semana para ver cómo va respondiendo el cuerpo de la paciente ante el efecto de cannabis, y eso todo el tiempo se lleva al laboratorio”, aseguró el médico.

Arturo Sagretti, creador de Papá Cultiva, organización que se encarga de compartir, difundir, informar y responder preguntas sobre los beneficios que tiene el cannabis medicinal en la salud, tiene un hijo con la misma enfermedad que se está investigando en el Garrahan, pero no cuenta con la posibilidad de formar parte del Programa por ser mayor de edad. Según la Ley, debería poder acceder al aceite de cannabis de manera gratuita, pero esto no es así, por lo que se vio obligado a realizarlo él mismo, exponiéndose a la posibilidad de ser encarcelado, cosa que sucedió hace un año, cuando la policía allanó su casa y lo detuvo junto a su hijo y su esposa, por posesión de la planta de cannabis.

Sagretti sostuvo que “debe haber una ley que despenalice el autocultivo” ya que, según él “no existe una fórmula, el cannabis es como un traje a medida” debido a que no a todos los pacientes un mismo aceite les da el mismo resultado. En su caso, el único aceite que le sirve a su hijo es el que él mismo le prepara y asegura que, desde que lo consume, notó cambios “mágicos”, porque pasó de tener 7 u 8 convulsiones por día, a no tener ninguna por varios días.


El Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis, sus derivados y tratamientos no convencionales, a cargo de la Secretaría de Salud es reglamentado en la Resolución 1537-E/2017. Éste es un registro voluntario a los fines de autorizar la inscripción de los pacientes y familiares de pacientes que, teniendo ciertas patologías y/o presentando recetas prescriptas por médicos de hospitales públicos, sean usuarios de aceite de cáñamo y otros derivados de la planta de cannabis. Entre las patologías que se indica el aceite se encuentran epilepsia, alzheimer, parkinson, como también acné, insomnio, migraña, entre otras.


Si bien la Resolución 1537-E/2017, donde se reglamenta el Programa, explica cómo los enfermos deben inscribirse al Registro Nacional de Pacientes en Tratamiento con Cannabis, para poder acceder gratuitamente al aceite, éste no detalla cuánto tiempo puede tardar hasta que se les brinde el aceite, ni que por el momento solo lo pueden adquirir pacientes con epilepsia refractaria.


Gran cantidad de pacientes siguen esperando tener una respuesta del Programa, de cómo podrán acceder al aceite, como dice la Ley que se hará. Según informan desde la Secretaría de Salud, no poseen la información del listado de las personas registradas debido a que “la gente ingresa directamente y quedan en lista de espera, y depende del caso particular, se convoca o no”, es decir que de los pacientes que se registran, se selecciona a aquellos que sufren únicamente de epilepsia refractaria, y el resto pasa a una lista de espera, algo que no se aclara en la Ley. Esto no lo saben los pacientes, salvo que se comuniquen con la Secretaría y se los comenten.

Otra institución que está desarrollando investigaciones con el aceite es el Instituto de Oncología Ángel H. Raffo, que utiliza el cannabis para pacientes que requieran de cuidados paliativos. Desarrollaron un protocolo observacional, y los resultados hasta ahora fueron varios, entre ellos, un mejor control de los síntomas y respuestas clínicas favorables en varios pacientes, pero principalmente, hubo un menor consumo de opioides fuertes para el control del dolor. El Dr. Álvaro Sauri, Jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Instituto, afirmó que “más que un derecho, para nosotros es una obligación que los enfermos dispongan del cannabis conveniente para cada uno, que los profesionales se entrenen y estudien el uso indicado del cannabis, que se desarrollen los cultivos con las buenas prácticas, que se retire el cannabis del listado de drogas narcóticas, y que deje de ser un tema de justicia penal para ser un tema de justicia medicinal”.


En el Artículo 6° de la Ley, se dicta que la autoridad de aplicación de la misma, el Estado, puede derivar al INTA y al CONICET la autorización para realizar cultivos de cannabis “con fines de investigación médica y/o científica, así como para elaborar la sustancia para el tratamiento que suministrará el programa”. Según fuentes del CONICET y del INTA, luego de más de dos años, se están comenzando las investigaciones sobre el uso del cannabis, pero aún no están desarrollando las plantaciones correspondientes para proveer el aceite a los registrados en el Programa dentro del país.


La Dra. Silvina Lewis, directora del INTA, afirmó que dicho organismo “ha participado activamente en la reglamentación de la ley y se encuentra trabajando para comenzar la producción. Actualmente estamos articulando con diversos organismos del estado nacional (INASE, SENASA, ADUANA, Secretaría de Salud de la Nación) para adquirir el germoplasma de inicio (variedades nacionales y extranjeras), ajustar los protocolos de producción y las condiciones de seguridad requeridas para dar inicio al proceso”.


Desde el INTA informan que el beneficio que presenta la incorporación al Programa es “la posibilidad de ingresar a los protocolos de investigación en epilepsia refractaria que, por el momento, es la única patología a la que se suministra cannabis”, es decir, las demás patologías no son consideradas en este momento, ni es posible que se les brinde el aceite a nadie más que a las instituciones donde se llevan a cabo las investigaciones, algo que no es informado a los pacientes o familiares que ingresan al Programa.


A su vez, fuentes del INTA confirman que no es posible acceder a ningún tipo de información oficial sobre las investigaciones, más allá de la que ofrece la Dr. Lewis. Esto se debe a que, hasta que se hagan los estudios, las pruebas del aceite, las hojas y la flor y se haya registrado ante la ANMAT, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Justicia, tanto Lewis como los otros referentes o investigadores de la institución y del CONICET no podrán realizar una difusión oficial de la investigación, por lo que puede llevar “bastante tiempo” que esto suceda.


Por su parte, desde el CONICET, el Dr. Darío Andrinolo, director del Proyecto “Cannabis y Salud”, que ayuda a la Universidad Nacional de La Plata a crear un conocimiento, que según él “la ciencia argentina no quiere escuchar”, aseguró que la ley que se planteó en 2017, hoy es “letra muerta”. A su vez afirmó que “todavía no se abrió la investigación, ni se puede importar”, lo que confirma que el CONICET, luego de dos años de haberse sancionado la Ley, no está realizando lo necesario para cumplir con lo que promete.


Si bien ciertas entidades dentro del país como el Garrahan, INTA, la Universidad de la Plata y el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo se encuentran realizando investigaciones sobre los distintos cultivos, plantaciones y tipos de aceites, el grupo de pacientes sobre el que se trabaja es reducido. Recién están empezando, no es que los pacientes ya están recibiendo cannabis gratuito, hecho en la Argentina, como planteaba la Ley. Para que la Ley se cumpla de principio a fin, faltan varios años, y en el interín, muchos pacientes continúan sufriendo una odisea para conseguir el medicamento para tratar sus enfermedades.

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